Las empresas pueden tener fuentes de financiación propias y externas, en este último caso, aquellas cuyo vencimiento sea superior a un ejercicio económico, a largo plazo.
Actualmente hay cuatro grupos de financiación: las reservas y otros instrumentos de patrimonio, las subvenciones, donaciones y ajustes por cambios de valor, las deudas a largo plazo con las partes vinculadas, y pasivos por fianzas o garantías.
Existen varios tipos de reservas en la financiación de una empresa. Reservas legales, reservas de capitalización y nivelación y reservas estatuarias. Cuando hablamos de reservas, hacemos referencia a los fondos propios de una empresa con el propósito de hacer frente a los pagos a terceros. Estos beneficios no han sido repartidos por la incertidumbre del futuro de la propia empresa.
Las subvenciones, son aquellas que, tal y como define el PGC, son “concedidas por las Administraciones Públicas, tanto nacionales como internacionales, para el establecimiento o estructura fija de la empresa cuando sean reintegrables, de acuerdo con los criterios establecidos en las normas de registro y valoración”. Es decir, un tipo de ayudas públicas en forma de préstamos con intereses.
En cuanto a las deudas, es importante prestar atención en que, dentro de la contabilidad, podría ser una prueba contraria al empresario si no se reclasifica la parte de las deudas que vencen a corto plazo, sobre todo, en procesos concursales.
Y, por último, los pasivos son vitales para ofrecer a terceros la situación verdadera sobre la financiación de la empresa a través de sus cuentas anuales.
Si necesitas más información sobre cada una de estas fuentes de financiación podrás preguntarnos tus dudas poniéndote en contacto con nosotros